Este lunes, una usuaria de Twitter con casi 30 mil seguidores se volvió tendencia por un supuesto pleito de pareja. Cuando fotografías suyas se publicaron sin su consentimiento con la intención de evidenciar una supuesta infidelidad, @Batichoco se convirtió en blanco de acoso cibernético: insultos, amenazas y apología de la violencia contra las mujeres.
Un hombre, presumiblemente su esposo, publicó fotografías de @Batichoco en vacaciones familiares para “demostrar” que es una mujer casada:
“No se a quien extrañas tanto mi vida… es solo de que me lo digas!!! (sic) Aquí estoy… soy tu marido! Aaa perdon! (sic) En twiter eres soltera verdad? (sic)“.
@Batichoco fue víctima de violencia en línea: no solo a partir de la publicación de fotografías suyas y de su familia con la intención de difamarla, sino mediante insultos, amenazas de muerte y violación, slut-shaming y filtración de datos personales, incluidas sus otras cuentas en redes sociales.
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, es violencia cibernética contra las mujeres:
“sembrar rumores falsos y difamar a alguna mujer con el propósito de dañar su reputación y buscar avergonzarla en su red social ante sus familiares, amigos y/o conocidos”.
También es violencia cibernética “denigrar a mujeres al difundir fotos, memes y/o grabaciones en donde se busque intimidar, agredir, humillar o ridiculizar“, “acechar o espiar las publicaciones, comentarios, fotos y todo tipo de información de una mujer en sus cuentas de redes sociales” y “acosar y amenazar mediante el envío de imágenes con contenidos sexuales y/o mensajes agresivos y hostigadores en cuentas de correo electrónico, mensajería telefónica o redes sociales de las víctimas”. (Vía: Inmujeres)
Los elementos anteriores están todos presentes en el caso de @Batichoco, quien se vio obligada a cerrar su cuenta de Twitter ante el acoso recibido. Algunos medios incluso reportaron el hecho como un “chisme”y no como un caso de violencia cibernética contra las mujeres.
Como estos delitos no se persiguen de oficio, la agraviada tendría que denunciarlos personalmente ante la policía cibernética. Con frecuencia, la gente ignora las responsabilidades que adquieren al usar una red social, como si todo lo que hacemos en Twitter y Facebook fuera inofensivo. Por desgracia, la consecuencia extrema del acoso cibernético puede ser el suicidio, como lo señala este informe de ONU Mujeres.
Redacción PA.
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