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Diciembre es señal de muchas cosas: regalos, tener que ver a fuerza a tu familia, frío y, sobre todo, comida… deliciosa y engordante comida. Por eso y para que no sufras, ni tampoco tus arterias, te traemos los mejores consejos para que no engordes esta época decembrina.
Ejercicios laterales de cabeza
Este es infalible. Cada que te ofrezcan comida solo tienes que hacer este pequeño ejercicio que evita el engordamiento. Es simple: mueve la cabeza de izquierda a derecha en repetidas ocasiones
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Toma dos copas de alcohol por cada bocado de comida
Esto tiene una justificación. Está comprobado, por múltiples estudios y experiencias particulares en experimentos de campo, que el alcohol te embutece. Así que a este ritmo, para el séptimo bocado ya estarás visitando el suelo y, adivinaste, no engordarás.
Pide que solo preparen romeritos
¿A quién le gustan los romeritos, sinceramente? Del puro disgusto no comerás nada salvo tres tortillas con sal o un pedazo de baguette dura. Soluciones ingeniosas a problemas desesperados.
Pídele a un niño que te describa cómo sabe el bacalao
La mejor forma de tenerle antipatía a un alimento es pedirle a un infante, inocente y sincero, que te diga a qué sabe. Del bacalao te dirá que su sabor salado, la excesiva cantidad de aceite y el vinagre hasta por las orejas, son razones concretas para solo pedir un poco de sidra y nada más.
Cocina
Darte cuenta lo ridículamente complejo, oloroso, cansado y odioso que es cocinar para toda tu familia te hará querer pedir una pizza o un pollito frito, que por cierto ese día no llegará.
Celebra la Navidad como Dios manda
Nada de regalos ni de comidas raras.
Peléate con tu tía la religiosa
Hay formas de hacer que la cena se vuelva incómoda y nadie te obligue a cenar. Una de ellas, y de las más fáciles, es decirle a tu tía Lourdes que los fetos no son seres humanos, que las parejas homoparentales tienen derecho a adoptar o que no se puede comprobar la existencia de dios.
Habla del terreno que dejó tu abuelo
Uffff, tus tíos se van a divertir y tú no te vas a embotar todo ese lomito mechado que te hace ojitos.
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