En la emblemática Plaza de Garibaldi, en el corazón de la Ciudad de México, la tradición y la cultura se mezclan con episodios de violencia que revelan la influencia de células criminales en la metrópoli. El pasado 20 de febrero, este sitio turístico presenció un nuevo acto violento cuando dos individuos, mientras cenaban en un puesto de birria, fueron objetivo de sicarios.
Los agresores, montados en una motocicleta, abrieron fuego contra ellos, lo que ocasionó una rápida respuesta de los servicios de emergencia, quienes trasladaron a las víctimas al Hospital General de Balbuena. Identificados como Jacobo Hernández y Byron Molina, ambos tenían antecedentes penales por robo, lo que llevó a las autoridades a considerar que el ataque estaba relacionado con disputas de narcomenudeo y extorsiones vinculadas a La Unión Tepito.
Este no es el primer incidente violento en Garibaldi ligado a este grupo criminal. Un evento particularmente notorio ocurrió en la víspera del Día de la Independencia de 2018, cuando hombres disfrazados de mariachis abrieron fuego en la plaza, matando a seis personas e hiriendo a otras siete. Este ataque destacó no solo por su brutalidad sino también por su audacia y ejecución.
Tras este ataque, uno de los sobrevivientes fue asesinado tres meses después, evidenciando la persistente violencia. Las investigaciones apuntan a que el negocio atacado servía como punto de distribución de drogas para un grupo rival, lo que provocó la agresión de la Unión Tepito. El ataque estaba dirigido a un líder de este grupo rival, lo que desató la escalada de violencia.
La policía, tras investigar y revisar videos de vigilancia, identificó a varios sospechosos pero inicialmente no logró detener a ninguno. Eventualmente, las autoridades arrestaron a un implicado, aunque otros sospechosos fueron identificados pero no capturados. La complejidad del caso y la falta de testigos dificultaron el proceso judicial.
La balacera en Plaza Garibaldi y otros incidentes similares resaltan la lucha por el control territorial entre grupos criminales en la Ciudad de México. Aunque no todos los responsables han sido capturados, estos eventos han marcado profundamente a la sociedad y al icónico sitio, exponiendo los desafíos de seguridad que enfrenta la capital.
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