El 22 de noviembre de 1963 asesinaron a Kennedy mientras recorría las calles de la ciudad de Dallas, Texas a bordo de su limusina presidencial descapotable.
En ese momento llegó el exmarine Lee Harvey Oswald y abrió fuego contra el mandatario desde el edificio cercano.
Después de que la bala impactara en el presidente, Clint, entonces agente del Servicio Secreto fue el primero en reaccionar, corrió de inmediato y trató de intervenir como escudo para proteger al mandatario y a la primera dama, Jackie Kennedy.
En ese momento, antes de que el agente llegara a la posición, el sujeto disparó, bala que atravesó la cabeza de Kennedy al punto de destrozarle el cráneo.
“no puedo borrar de mi mente es a mi en la parte de atrá del auto mientras miraba al presidente, quien yacía con su rostro en el regazo de la señora Kennedy” relató el ex agente de 86 años.
“Había sangre por todas partes, podía ver la herida de la bala, en la cavidad que está en el cráneo podía ver que no quedaba más materia cerebral”, “eso es algo que nunca pude borrar de mi mente”, agregó.
Indicó Clint que en ese momento no pensó en su integridad, sino en su único trabajo que era protegerlos, sin embargo lamentó por lo que pasó, lo cual lo llevó a sentir el fracaso a tal punto de caer en alcoholismo, fue hasta 1982 que decidió recuperar su vida, indicó.
I ran as fast as I could to get to the presidential vehicle. 2 more shots were fired while I was running. Mrs. Kennedy's face was close to her husband's as the third shot came from behind and hit him in the head. In shock, she started climbing onto the trunk. She was reaching… pic.twitter.com/1anWfDQ7rL
— Clint Hill (@ClintHill_SS) November 22, 2018
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