Les tenemos buenas y malas noticias para sus bolsillos: las buenas es que según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), los salarios contractuales de jurisdicción federal presentaron un incremento del 5.5% durante el pasado mes de agosto, lo cual abona a una recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores.
Peeeero la mala noticia, es que este incremento en los salarios se encuentra por encima de la inflación, que es de 4.90% anual, lo cual ha metido nerviosismo en Banxico debido a que este fenómeno podría impulsar de nuevo los niveles inflacionarios, los cuales de por sí reportaron un incremento mensual de 0.58%, un nivel no visto desde 2008. (INEGI)
Asimismo, las alarmas del Banco de México se encendieron después de que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunciara que reduciría el IVA y que aumentaría por decreto el salario mínimo al doble en las zonas fronterizas. Esto puede resultar riesgoso, no solo porque se reducirán considerablemente los ingresos públicos, sino por que el aumento brusco en los niveles salariales de la región podrían generar una importante espiral inflacionaria. (El Economista)
Por si esto fuera poco, la aceleración de los precios al consumidor, produce que baje la demanda de instrumentos financieros como los Udibonos y los Cetes, a raíz de que baja el rendimiento de estos. En el caso de los Cetes a 28 días, se ha observado una tendencia a la baja de la tasa real anualizada, ubicándose en 0.27, mientras que el rendimiento promedio aumentó del 7.40 a 7.73. (Banxico)
El problema con estos instrumentos financieros es que la inflación prácticamente ya se comió los aumentos de los rendimientos nominales, derivando en un abaratamiento de la deuda del gobierno y de las empresas, lo cual impulsa la economía enfocada en el consumo y, por tanto aumenta el riesgo de una aceleración mayor de la inflación.( El Financiero)
Ya para no espantarlos tanto, vamos al punto, el próximo mes de octubre el Banco de México podría incrementar 25 puntos a su tasa de referencia, pasando de 7.75 a 8%. Es decir, el Banco Central estaría encareciendo de nuevo el dinero y el crédito con la finalidad de frenar la inflación, afianzando una política monetaria enfocada en el ahorro y no en el consumo (tasas de interés bajas). ( El Financiero)
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