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Chamarra antiacoso que da descargas eléctricas es creada por estudiantes mexicanos

En México (y el mundo), el acoso a la mujer es algo que se ha vuelto "normal" a cualquier hora del día en cualquier lugar. Va desde frases como "¡qué hermosa!", "¡adiós guapa!"; chiflidos o miradas obscenas; hasta actos más agresivos como tocamientos fìsicos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tan sólo en Ciudad de México, el 96% de las mujeres ha experimentado algún tipo de violencia sexual en espacios públicos, y el 58% ha sido manoseada.

En 2017, el estudio Diagnóstico sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en el transporte público de la Ciudad de México, los lugares donde más casos de hostigamiento sexual, manoseo, exhibicionismo o intento de violación suceden es en la calle (44.8%), casa (21.8%), transporte (11.2%), trabajo (4.4%), negocio o establecimiento (3.1%), un lugar público (12.5 %) y en una carretera (1.1%).

 

AGENCIA INFORMATIVA CONACYT

 

Para combatir este mal, estudiantes de mecatrónica y robótica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Puebla, desarrollaron un prototipo de autodefensa para mujeres, que consiste en una chamarra que se activa manualmente y emite descargas eléctricas al ser tocada por un posible agresor.

De acuerdo con la Agencia Informativa Conacyt, esto le daría unos segundos de descontrol y le permitiría a la víctima solicitar auxilio o correr.

La idea corrió a cargo de los estudiantes Anahí Parra, de Ingeniería en Mecatrónica; Giwan Park, de Ingeniería en Sistemas Digitales y Robótica; Estela Gómez, de Mecatrónica; y Guadalupe Martínez, de Derecho.

 

AGENCIA INFORMATIVA CONACYT

 

La chamarra tiene un botón interno del lado inferior derecho, el cual se activa manualmente para emitir una descarga de 90 volts. No obstante, el efecto aturdidor dependerá de la sensibilidad del posible agresor, por lo que sí demuestra cierta tolerancia, la usuaria de la prenda tendrá unos cinco segundos para pedir ayuda o correr, pero si el sujeto no es muy tolerante, el efecto puede durarle casi un minuto.

Guadalupe Martínez, alumna de octavo semestre de Derecho, verificó la viabilidad de la chamarra en términos legales y aseguró que esta no se encuentra en el margen de armas letales debido a que el voltaje utilizado es regulado y no llega a niveles máximos para poder considerarse como arma.

El costo para crear la chamarra fue de 472 pesos, pero se vendería en cerca de mil pesos.

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